En el último congreso de la Asociación Mexicana de la Ciencia de la Maleza causó mucha consternación la muerte de uno de nuestros compañeros de muchos años, el Ing. Alberto Reichert Puls. De hecho, se dió su nombre al 1er Simposio de Manejo de Malezas en Potreros que se organizó en el pasado congreso, como homenaje.
Como dijo mi colega Enrique Rosales: siempre encontré en él a una persona tranquila y amigable y a un colaborador e impulsor entusiasta de todo lo relacionado con nuestra querida Ciencia de la Maleza. Alberto se caracterizaba por su buen trato y por ser parco y directo al hablar. Llegó a ser un experto reconocido mundialmente en el manejo de malezas en potreros, particularmente en su control químico. El Guëro Reichert, como le decíamos con cariño sus amigos, deja un gran legado en la Ciencia de la Maleza y obviamente, un hueco difícil de llenar. Todos lamentamos que este reconocimiento (el simposio) no se lo hicimos en vida, sin embargo sólo cuando pasan este tipo de cosas es cuando pensamos en la muerte. Solo nos queda esperar que Alberto haya encontrado la paz y que su familia tenga una pronta resignación a su lamentable pérdida.
Y su amigo y colega Valentín Esqueda tiene unas palabras más:
Alberto Francisco José Reichert Puls nació en la ciudad de México en octubre de 1956. Sus padres eran alemanes radicados en México, quienes aunque no de familia acomodada, pudieron de alguna forma enviarlo a estudiar al Colegio Alemán de su ciudad natal, por lo que dominaba el español, alemán e inglés. Conocí a Alberto en junio de 1980, cuando llegó a realizar una estancia de prácticas al Campo Cotaxtla del INIFAP en el trópico de Veracruz, siendo él estudiante del ITESM, Campus Monterrey. En ese año tenía bajo mi responsabilidad varios experimentos de competencia de malezas con arroz de temporal y de evaluación de herbicidas en diferentes épocas de aplicación, así como de levantamientos ecológicos de malezas en los arrozales del centro del estado de Veracruz. Alberto se integró al trabajo de campo y aprendió la forma de establecer, evaluar y conducir experimentos de malezas. Tiempo después me diría que su estancia en el Campo Cotaxtla fue lo que lo motivó a trabajar en malezas en la empresa de agroquímicos a la que ingresó después de su graduación y en la que laboró por 31 años.
Debido a que su empresa continuamente hacía convenios con el Campo Cotaxtla para que se les evaluaran nuevos herbicidas y a que él radicaba en la ciudad de Veracruz, tuve la oportunidad de convivir en muchas ocasiones con él y con el tiempo forjamos una fuerte amistad, al grado que él comenzó a llamarme “brother”. Aunque era reservado en su conversación con la mayoría de las personas, con los amigos de su mayor confianza, mostraba un carácter alegre y comunicativo; de hecho, cuando alguna vez le “reclamé” su impuntualidad, diciéndole que no parecía de ascendencia alemana, me contestó: “¡Es que soy alemán de Peralvillo!”. Cuando supe que su nombre completo era Alberto Francisco José, lo bauticé como Chico Ché, lo que posteriormente se convirtió en Little che, y así era como yo me dirigía a él en los mensajes de correo electrónico, excepto en los asuntos oficiales. El apodo le agradó, al punto en que alguna vez que habló por teléfono al Campo Cotaxtla preguntando por mí y al decirle que no estaba, dejó el recado que me dijeran que habló el Ingeniero Little che, pero como la encargada del conmutador no hablaba inglés, recibí el recado que me había hablado un ingeniero que se llamaba algo así como litro de leche. Cuando se lo comenté, se carcajeó fuertemente, y cada que recordaba el incidente se volvía a reír.
Su muerte ocurrió de forma inesperada, justo unos días después de su cumpleaños 56, cuando estaba posiblemente en la etapa más productiva de su carrera y era reconocido como quien más sabía de malezas en potreros en México y uno de los mejores en Latinoamérica. Entre sus amigos y compañeros ha dejado una huella perdurable. Alberto asistía con frecuencia a los congresos de la ASOMECIMA, y envió un trabajo para el XXXIII congreso, pero el destino quiso que ya no lo presentara. También fue ponente en muchas ocasiones del tema Manejo de malezas en potreros del Curso de Actualización en Malezas que anualmente se celebra previo al congreso.
Hermano Alberto, ¡descansa en paz!
Gracias por recordar a mi querido tío
ResponderEliminarGabriela García Velasco
Amigos de mi hermano Alberto Reichert,les agradezco mucho las muestras de aprecio que tenian con El. Nuestro padre Alberto siempre quizo que mi hermano trabajara para Dow Chemical, recuerdo cuando llamaban a la casa contestaba nuestro Padre diciendole a las empresas interesadas en contratar a Alberto, gracias pero mi hijo trabajara para Dow aun sin haberlo contratado, recuerdo que lo lleve a las oficinas de Dow en la calle de Palmas 555 Lomas de Chapultepc y recuerdo a la Srita Janette le dio la solicitud de trabajo, lo contrataron y le dieron un auto Fairmont y el Domingo lo lleve al valle de Lerma, Edo de Mex. en donde solia yo cazar patos para aplicar el herbicida Tordon para el Challotiyo y asi fueron su comienzos en el desarrollo de sus proyectos, siempre lo recordaremos como un buen amigo,hermano y Padre.
ResponderEliminarCarlos Reichert.
Nosotros, además del honor de ser su colega y amigo desde los inicios de la Sociedad Mexicana de la Ciencia de la Maleza, tuvimos la fortuna de despedirnos de él con una cena en un restaurant de lujo en Toluca, durante el Congreso realizado en el 2011. El Ing Reichert fue nuestro anfitrión en esa cena de despedida y como siempre lo recordamos con cariño y respeto; que fue lo mas valioso que compartió con todos nosotros, valores que lo caracterizaron durante el tiempo que compartimos con él. Le deseamos descanse en paz y a su familia pronta resignación... Luis Tamayo
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