Antes de que todo el mundo grite al cielo que las malezas no siempre son malas, dejeme decirles que esto es cierto, pero no tenemos otra palabra. Así que llamo a todas las especies que pueden crecer bien y propagarse en sitios que nosotros transformamos, como campos de cultivos, parques, orillas de caminos, etc., malezas. Aunque no son malas.
Paisaje agrícola en Nayarit, con el volcán Ceboruco en el fondo. La planta con las flores amarillas es Melampodium divaricatum, el botón de oro, una de las malezas tropicales más comunes en México |
Pero, volviendo al (pequeño) problema científico: a veces es dificil decidir si una especie es una maleza o no. Y hay niveles. Hay especies que crecen bien en al lado de mi casa, pero también en el bosque. Otras no tanto.
Dos de mis alumnos se han dedicado a la pregunta de las adaptaciones y características de las malezas, o sea, cuáles características hacen que una planta puede vivir bien en nuestros paisajes modificados. Pero, para contestar esta pregunta hay que comparar diferentes niveles de dicha malezoidad. Y para esto hay que medirla. Esto se puede hacer a través de índices - o sea, se ve el número de registros, se cuentan los registros que fueron de sitios perturbados y los que no (o se usan más niveles), se divide uno entre el otro y ya está el índice. Bueno, también se puede uno complicar más la vida con más detalles, pero básicamente así funciona.
Existe otro problema. Generalmente obtenemos este tipo de datos de los herbarios, o sea, colecciones de plantas desecadas, prensadas y documentadas. Pero, estas colecciones no realmente son un buen reflejo de la realidad afuera, o sea, de las cantidades relativas en la naturaleza. Esto se debe a que los biólogos no colectan parejo. Se llevan más plantas raras que comunes (ya conocen las comunes y no necesitan identificarlas, que es el propósito de la mayoría de las colectas), colectan principalmente cerca de carreteras y alrededor de universidades, el fin de semana, durante vacaciones, especies que son fáciles de prensar, etc. Además, les gusta mucho más la vegetación natural que la de campos de cultivo.
Así que Ana María Hanan Alipi decidió poner esta diferencia a prueba, o sea, comparar los datos del herbario con las del campo. Ella trabaja y vive en Nayarit, así que el estudio enfocó en esta región. Seleccionó cinco especies que probablemente tenían diferentes niveles de malezoidad, juzgando de la literatura. Obtuvo los índices de datos de herbario. Luego modeló su distribucion potencial a nivel de México, y seleccionó una región en Nayarit donde este modelado indicaba alta probabilidad de encontrar las cinco especies; era un polígono de aproximadamente 3000 km. Luego recorrió esta región tres veces, en carreteras principales y secundarias, durante un otoño, y documentó todas las poblaciones de sus plantitas (del género Melampodium), así como su habitat (arvense, ruderal o vegetación natural). Y otra vez calculó el índice con este otro juego de datos.
¿Qué resultó? Efectivamente, las malezas son subcolectadas; la subrepresentación en los herbarios es de aproximadamente 30%. Pero, el orden de las especies, de más a menos malezoide, sí se conservó más o menos en ambos juegos de datos.
Bueno, si leyeron hasta aquí, entonces quizas quieren ver todo el paper. Aquí está (acceso libre):
Hanan-A., A.M., H. Vibrans, N. I. Cacho, J.L. Villaseñor, E. Ortiz, y V.A. Gómez-G., V.A., 2015. Use of herbarium data to evaluate weediness in five congeners. AoB PLANTS plv144. doi:10.1093/aobpla/plv144
En este momento el manuscrito todavía está en el formato preliminar. La versión final se subirá en unas semanas.
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